Mi querida Hilda gracias por llegar a mi vida gracias por ser mi luz de momentos difíciles. Gracias por tanto amor que eres capaz de irradiar al mundo. Gracias por confiar en mí.

Sé que te enviaron para ayudarme a caminar más firme, para no perder la esperanza, para que no me olvide de quién soy y de todo lo que soy capaz.

Eres un ser maravilloso, dulce, cariñosa, sensible, y con tu remolino de bondad, atraviesas corazones. Y aparte transmites esa calma tan necesaria para que la desesperación cese, se disuelvan las inquietudes devolviendo la ilusión para creer en uno mismo cuando se está perdido.

Gracias por la oportunidad que me has dado con tu regalo y tu ayuda incondicional y así aprender a soltar mi carga llevando una mochila más ligera, pero llena de lo imprescindible.